sábado, 21 de mayo de 2022

Mayra Santos -Febres. Tercer Mundo


 

chingar siempre cura, siempre, sin nombre, sin deseo a veces,

sin ganas de saber en dónde se está, chingarse a los feos

a los fofos a los de panza llena de cereales y mierda percudida

a los que creen puta porque sabes el nombre de tu pastilla.

chingar siempre da con la raíz que una hierve en la tisana

de su propia carne, que una se traga agria y con peste a avena vieja.

chingarse a la hermana, a la discípula,

a la amiga que una estaba esperando desde los diecisiete,

porque chingarse a una mujer es imprescindible. 

chingar, hacer el amor no, tener sexo no, chingar.

entender cómo una se disuelve contra la furia de otro,

medir las implicaciones del hambre, visitar el sabor

agrio de una saliva transeúnte, la del que vive al lado,

al frente, la del poeta que corrige acentos para su próxima

lectura. chingar con el que no tiene ni idea de por qué 

no puede despegarse de su carne.

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